Por: Samuel Aguirre Ochoa

Son muchas las contradicciones en las que está cayendo el gobierno de la cuarta transformación, en las que se demuestra su doble moral e incapacidad para gobernar a México. Sin embargo, en esta ocasión sólo haré mención de dos casos que me parecen relevantes:

Primera, vimos de un lado, las modificaciones a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos en beneficio de su partido y de sus funcionarios. Por ejemplo, en noviembre de 2019 el Congreso de la Unión modificó la Constitución en la que se estableció la consulta ciudadana para la revocación de mandato, el Presidente celebró dicho acuerdo diciendo que con esto se buscaba perfeccionar la democracia; establecer la democracia participativa, para evitar se mantuvieran en el cargo funcionarios ineficientes, mediocres, corruptos y ladrones; quitarlos a los tres años para evitar sigan haciendo daño al pueblo. Envalentonado por el alto número de votos que había obtenido en las elecciones y criticado por mucha gente porque se pensó y se piensa que en el fondo AMLO busca la reelección.

Ahora vemos, de otro lado, que el pasado martes 12 de mayo, el Congreso de Veracruz dominado por una mayoría de diputados morenistas, modificaron la Constitución de Veracruz y acordaron exactamente lo contrario a la propuesta de López Obrador, que ningún funcionario puede ser revocado por consulta ciudadana del puesto que ostenta. Es obvio que esta modificación a la Constitución lleva dedicatoria para el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez, quien se encuentra sumamente desprestigiado y con un bajo índice de aprobación entre sus gobernados.

El acuerdo del Congreso de la Unión sobre la consulta ciudadana para la revocación de mandato había sido avalado en Veracruz el 14 de noviembre de 2019; seis meses después es modificado contradiciendo flagrantemente el espíritu de la democracia participativa y también la celebración hecha por el máximo líder de MORENA en su conferencia de prensa del 16 de octubre del año pasado. Es decir, que aquí en Veracruz tenemos que soportar a un gobernador -conforme a su dicho- ineficiente, mediocre, corrupto y ladrón. Nadie que piense de manera sensata le encuentra una explicación distinta a este cambio a la Constitución de Veracruz, se trata de un blindaje a Cuitláhuac García Jiménez.

Y para no variar recurrieron a los mismos métodos de los gobiernos anteriores, sobornar a diputados desleales a sus partidos y sin principios filosóficos entre quienes se encuentra la hija del flamante diputado federal priísta, Héctor Yunes Landa.

Segunda, el gobierno de la 4T ha sostenido reiteradamente que primero están los pobres, que con el combate a la corrupción obtendría cantidades millonarias como ahorro, dinero que se utilizaría en beneficio de los más necesitados, y que, de esta manera, acabaría con la pobreza en México, pero a año y medio que va de su administración, sus acciones están demostrando lo contrario, pues en lugar de sacar de la pobreza a determinada cantidad de mexicanos, el número de estos se ha incrementado, debido a que los beneficiarios con los programas asistenciales de esta administración es menor al de los gobiernos anteriores, a que ha incrementado el desempleo, a que muchos sectores se han visto afectados por los recortes presupuestales, a que no se han atacado problemas como la falta de vivienda y de servicios básicos y a que la economía ha decrecido.

Todo esto hasta antes de la pandemia, pero el CONEVAL acaba de publicar datos verdaderamente preocupantes, en los que dice que más de 10 millones de mexicanos se sumarán a la pobreza extrema debido a la afectación económica derivada de la pandemia de covid-19, por lo que no podrán adquirir la canasta básica alimentaria. La población en pobreza extrema por ingresos en el país pasaría de 21 a 31.7 millones de personas entre 2018 y 2020. Es decir el gobierno de la 4T se ha convertido en un fabricante de pobres, contrario a lo que ha sostenido de palabra.

El Presidente pudiera alegar que este incremento no es su culpa, que se debe a la covid-19, pero organismos internacionales, académicos y analistas han señalado reiteradamente que Andrés Manuel López Obrador ha enfrentado erróneamente la pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario como económico; que no ha tomado las medidas pertinentes para salvar vidas, las cadenas productivas, los empleos y las fuentes de trabajo de las personas en el sector informal.

El Presidente para justificar el manejo del caos por el que se perfila el país está echando mano de una serie de argumentos insostenibles desde el punto de vista lógico, por ejemplo, que lo material no importa tanto como la espiritualidad, que basta con enriquecer el espíritu, ser feliz; que el crecimiento, el PIB son términos que deben entrar en desuso etc. Pero se ha olvidado por completo de decirnos cómo le hará la gente para alcanzar la felicidad y desarrollar el espíritu si no tiene lo elemental para comer en sus hogares, particularmente ahora que estamos en crisis por la pandemia.

Detrás de estas versiones adormecedoras de López Obrador se encuentra una posición ideológica clara y definida, pero contraria a la de los sectores humildes de nuestro país, es una posición totalmente de lado de los que ostentan el poder económico en México y en el mundo entero. Prácticamente le está diciendo a los pobres que se conformen con la situación que les tocó vivir en este mundo terrenal, que esa es su suerte; por ningún lado se ve un llamado a las clases trabajadoras en el sentido de decirles que la única posibilidad de construir un mundo mejor está en sus propias manos, con su organización y claridad del papel que cada clase social juega dentro de la sociedad.

Así pues, con un poquito de atención con estos dos ejemplos nos basta para darnos cuenta la inconsistencia del actuar del gobierno de la cuarta transformación, que de palabra dice una cosa y en los hechos se contradice.

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