Andi Uriel Hernández Sánchez

La pandemia de covid-19 avanza calamitosamente en Veracruz, al momento de suscribir estas líneas suman ya 1667 casos positivos y 197 lamentables decesos por esta enfermedad y la situación apenas empieza a empeorar. Aún no llegamos al pico máximo de contagios como en el Valle de México y estamos bastante lejos de “aplanar la curva”. A pesar de ello al partido gobernante en la entidad, Morena, parece importarle más conservar las delicias del poder a toda costa, antes que salvar la vida de millones de veracruzanos.

Veamos, en las últimas semanas y aprovechándose de la confusión e incertidumbre que gira en torno a la pandemia, los morenistas han estado preparando el terreno para las elecciones del próximo año haciendo uso de todas las artimañas y tracalerías que antaño criticaron tanto del PRI y el PAN.

Primero, mientras el gobernador Cuitláhuac García ignora la petición de apoyo alimentario de miles de personas que se encuentran sin ingresos económicos por la contingencia, pues pasan hambre en sus hogares, éste envió un oficio al DIF Estatal (filtrado a la prensa el 27 de abril) para ordenarle a la directora en turno, Rebeca Quintanar, que entregara despensas a los diputados federales y locales de Morena, pues ellos serían los encargados de distribuirlas, eso sí, únicamente entre las bases morenistas. Claramente se trata de una compra de votos anticipada, pues no se crea que es una operación a gran escala, peor aún, la raquítica entrega de apoyos se hizo en lugares estratégicamente seleccionadas y en proporciones verdaderamente irrisorias, bastante lejos de lo que se necesita en estos momentos en que los veracruzanos sufren por falta de alimentos.

Segundo, el pasado 5 de mayo, fue presentada y aprobada una reforma a la Constitución de Veracruz, para otorgarles la calidad de veracruzanos a “todos los padres [no originarios de la entidad] que hayan tenido hijos en el estado. La iniciativa presentada por el diputado Amado Cruz Malpica, lleva dedicatoria para la actual Secretaria de Energía, Rocío Nahle, oriunda de Zacatecas, pero radicada en Veracruz desde hace años y que aspira con llegar a ser gobernadora del estado (para lo cual necesita la calidad de veracruzana). Parece que en medio de la pandemia para algunos no hay ninguna otra preocupación que preparar su carrera política.

Tercero, la cereza del pastel, la reforma a la Constitución de Veracruz y al Código Electoral de la entidad promovida por los diputados morenos que, entre otras cosas, reduce al 50% el financiamiento de los partidos políticos (todos menos Morena, que tiene las llaves del erario público); elimina a los Consejos Municipales del OPLE (si nadie vigila la elección para alcaldes, ¿no son más fáciles los fraudes?); reajusta el periodo de los alcaldes de 4 años a 3 y permite su reelección inmediata (no estarán pensando en luego permitir la reelección del gobernador, ¿o sí?); y, sobre todo, blinda a Cuitláhuac García para no someterse al proceso de revocación de mandato en 2022, tan fracasada ha sido su gestión que los veracruzanos no lo soportan más, el gobernador sabe que no pasaría tal prueba, esto último además en abierta contradicción con los principios que dice defender su guía moral, el presidente López Obrador, que el año pasado promovió con tanto fervor la incorporación de la figura de revocación de mandato en la Constitución de la República. Se dice que, para conseguir esta reforma, los morenistas soltaron cañonazos de entre 5 y 7 millones a los 5 diputados que requerían para tener la mayoría calificada, es decir, 35 millones que claramente no creen que haga falta en los hospitales o clínicas ahora mismo.

La lista de fechorías pudiera continuar, pero todo esto basta para probar que, además de que los diputados morenistas son unos empleados viles y sumisos del Poder Ejecutivo, la prioridad de nuestros gobernantes no es hacer frente a la crisis sanitaria y económica por la que atravesamos sino asegurar por más tiempo su saqueo a las arcas públicas. Resulta irónico pues, que mientras el presidente López Obrador fustiga a los opositores e inconformes con el régimen de querer sacar raja política de la coyuntura y de dedicarse a la politiquería, en Veracruz los que mayor raja política están sacando y más politiquería hacen son sus mansos corderos morenos.

Y si esto ya es suficiente para indignar a cualquier veracruzano que en estos momentos se encuentre en apuros, hay que agregar que el día 15 de mayo, diversos Colegios de Médicos y Enfermeros (as) de Veracruz, en un oficio dirigido al gobernador Cuitláhuac García, expusieron que no hay certeza sobre el destino de los recursos federales y estatales etiquetados para hacer frente a la pandemia. Recriminaron que a pesar de que el pasado 24 de marzo el secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, dijo se destinarían 291. 5 millones de pesos para la adquisición de medicamentos y material de protección, al día de hoy, nadie sabe en donde se aplicaron tales millonarios recursos, pues en las hospitales y clínicas del estado el personal de salud sigue adquiriendo el material de protección con su propio salario y no existen los medicamentos que se necesita para hacer frente a la enfermedad. Mismo destino incierto tienen los recursos programados en el Presupuesto de Egresos de la Federación para la atención de la salud en el estado de Veracruz, que en conjunto suman 4 mil 364 millones de pesos. ¿Serán tan criminales de desviar también estos recursos para la campaña del próximo año?, puede ser.

A estas alturas, con una cantidad inmensa de fallecidos (sumando los casos de “neumonía atípica”), decenas de miles de nuevos pobres y la carencia de alimentos en los hogares de más de 6 millones de veracruzanos, debe quedarnos claro a todos que el Gobierno de Veracruz sencillamente se desentendió de sus obligaciones frente a la pandemia. Tal vez nos sirva de consuelo saber que, a pesar de su patética operación de compra de votos y sus artilugios legales, seguramente pronto los echaremos a patadas del poder. Como de que no.

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